
17 de febrero de 2010
1 de febrero de 2010
Meta :P
Podía oír aquellos finiquitantes aplausos detrás de aquel delgado tul, mientras un barrigón hombre con un polo medianamente desgastado por las constantes remojadas en cierto detergente que no recuerdo, nos decía telepáticamente con la mano que teníamos que dirigirnos hacia aquel cuadrilátero, en donde, después de muchas amanecidas e infortunios, era ahora, aunque sea por un corto tiempo, nuestro.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)